Capítulo 1-Meg

Os dejo el primer capítulo de la historia de Evan, Personaje de Meg :D

Capítulo 1. Evan Maleros.

Siempre había sabido que mi padre era Ares, de hecho papá me odiaba por ello, me miraba siempre por encima, como si él fuese mejor que yo cuando incluso él sabía que era el revés.

No sé cómo mamá llegó a conocer a Ares o incluso a follar con él, aunque viendo como era papá tampoco era algo que me extrañase, pero es que estamos hablando de Ares, el puto dios de guerra follando con mi madre. Lo sabía desde pequeño y aun así cuando lo pensaba me ponía de los nervios porque era algo que no llegaba a comprender.

Mi infancia fue perfecta, Ares no había vuelto desde que dejó a mamá embarazada y aunque papá me miraba por encima del hombro sabía que como me tocase un pelo Ares volvería a por su cabeza y eso no le hacía ninguna gracia. Papá era la típica persona que querrías pegar una paliza por pasarse de listo, pero era mi padre y tenía que aguantarme.

En el colegio obviamente era el centro de atención ¿qué esperar de un hijo de Ares? Lo raro era que no lo fuese. También estaba siempre metido en peleas y aunque la mayoría de veces salía airoso, más veces de las que me gustaría admitir no había conseguido engañar a los profesores de turno, es compresible, no todo podía salirme perfecto.

Un día cuando llegué a casa mamá me estaba esperando en el sofá, no sé qué narices estaba haciendo pero parecía incómoda y nerviosa, como si fuese a decir algo que pusiese mi mundo patas arriba. Como es lógico, estaba en lo cierto. Mamá me dijo algo sobre un campamento  al que tenía que ir y unas cuantas cosas más. No entendía nada, no sabía de lo que hablaba, aquello sonaba a chino, tampoco es que me hubiese parado a prestar atención a lo que me estaba diciendo, pero dijo que pronto debería estar en el campamento ese. Supongo que quería mandarme con un montonazo de frikis a intentar que se me bajasen los humos, pero eso es algo que el mismísimo Zeus conseguiría. Si algo sabía de los campamentos es que eran lo peor que existía y no tenía ninguna gana de ir a uno, por muy lujoso, emocionante o mierdas fuese.