Julianne
No sé si fue un error separarme del
grupo ese día, las cazadoras trabajamos en conjunto pero se podía apreciar
cierta tensión en el aire. Artemisa me pidió que investigase la zona por unos
días, que explorase cada tramo del bosque. Me recomendó que viniese con alguna
de las chicas pero me negué, quería hacer algo sola, por mi misma.
Hoy es mi cumpleaños número quince y
decidí pasarlo sola, visitando el hermoso bosque donde las hojas de los arboles
tenían un verde tan vivo que tenías que detenerte para apreciarlas. La luz del
sol penetraba entre las hojas de los arboles pero no se le veía del todo.
El día estaba tan fresco que retire
unas mantas de mi bolso tejido con lana, me quite el arco y el carcaj, dejé mi
daga cerca y me tumbe a descansar, con el pasar de los minutos el sueño y el
cansancio me fue consumiendo.
Horas más tarde, los rayos del sol
habían sido reemplazados por un tenue resplandor. La luna estaba en su máximo
punto y se veía hermosa. Sin embargo, eso no fue lo que me despertó de mi dulce
sueño.
Sentí que las hojas se movían, no un
ligero susurro como es lo normal, sino algo las estaba moviendo. Me incorporé y
miré alrededor, tratando de captar algún movimiento en la penumbra. Cogí mi
daga y me levante del todo, no querría estar indefensa por si había algún
atacante.
Cuando no logré ver nada agudice el
oído captando el susurro del viento, las hojarascas que eran removidos por los
insectos, los aullidos lejanos y otros sonidos indiferenciables.
Me iba a dar por vencida y pensar que
era mi ridícula paranoia hasta que aticé a ver algo por el rabillo del ojo. Me
di la vuelta rápidamente esperando un golpe que no llegó. Sin embargo, vi una
figura oscura inmóvil que deformaba el paisaje.
-¿Quién eres tú? –Espeté, no iba a
dejar ver el miedo que me embargaba, si lo veía sería de una manera muy
diferente.
-Narciso, ¿Quién eres tú? ¿Qué haces
entre la inmensidad de este bosque? –Me preguntó con voz suave, aterciopelada. Dio
un paso adelante y empuñe mi daga con todas mis fuerzas, negándome a retroceder.
-No es tu problema –le dije-. Estaba
plácidamente dormida cuando me has asustado como la mierda. Muéstrame tu cara y
quedaremos en paz.
-Muéstrame tú la tuya, no es como si
fueras tan bonita como para hacerte de misteriosa –Narciso bufó y estuve a un
paso de clavarle mi daga para que dejará esta idiotez.
Empecé a analizar la situación, esto
no iba a llevarnos a ninguna parte. Suspiré, di un paso adelante y dejé que la
tenue luz me bañara, revelando mis duros rasgos y mi cabello castaño. Me erguí
todo lo que pude y hablé con la voz más tranquila que tenía.
-Entonces, Narciso, si me muestras tu
cara te dejaré ir y no nos volveremos a encontrar –Le dije despacio, para que
pudiera sopesar mis palabras.
Narciso dio un paso adelante y me
flaquearon las piernas. Tenía una sonrisa deslumbrante, unos ojos del color de
la plata derretida que no se veían muy bien y un cabello castaño ondulado. Me
tomo todas mis fuerzas contenerme de ir y acariciárselo.
-Y bien, ¿Qué miras? Ya sé que soy
hermoso pero por favor cierra esa gran bocota que tú, de hermosa, no tienes
nada –Me recomendó y yo salí de mi ensoñación. La furia me embargó y acorte los
pasos que nos separaban. Giré mi daga con una velocidad increíble y le di con
la culata en el pecho, haciéndolo caer y dejando que jadease por aire.
-Nunca, nunca, le digas que hacer a
una hija de artemisa –Exclame y me di la vuelta-. No me volverás a ver por aquí
y, si me llegas a ver, espero que no te metas en mi camino.
Camine unos pasos pero mi curiosidad
pudo conmigo, voltee ligeramente la cabeza para encontrarme a Narciso mirándome
con ojos duros y furiosos. Recogí mis pertenencias del suelo y seguí mi camino,
dejando que un Narciso perplejo y furioso bajo la luz de la luna.
Uy, pues está muy bien, creí que iba a ser uno de estos instaromances pero la patada le ha tenido que sentar bien jajajaja Narciso es un narcisista xDDD A ver como sigue :)
ResponderEliminarUn beso!