lunes, 20 de octubre de 2014

Capítulo 1 (Completo) - Sakura149

 Cuando atravesamos la gran puerta no me esperaba encontrarme con una espesa niebla rodeando el campamento. No se veía ni una sola luz y hacía un frío horrible, una cosa muy extraña ya que estábamos a mediados de un Junio bastante caluroso. Ahora mismo maldecía a mi madre por obligarme a ponerme estos pantalones cortos. Sin evitarlo, empecé a tiritar en el sitio y Jason, al darse cuenta de mi estado, me recomendó cambiarme de ropa. A regañadientes le hice caso no sin antes decirle que se diera la vuelta. Después de enfundarme mis queridos vaqueros decidimos adentrarnos en el campamento, tenía curiosidad por saber qué estaba pasando.

 Según fuimos avanzando noté que el ambiente estaba cargado de amargura y desesperación. De repente percibí unos sollozos un poco más adelante de mí y decidida, apreté el paso. Quien lloraba era una niña pequeña que estaba escondida detrás de nuestra cabaña. Despacio, me acerqué a ella y cuando intenté tocarla se le iluminaron los ojos y con una voz muy grave susurró:
- Bajará de nuevo la cortina de humo que ocultará la vista de los héroes que traten de ganar. Un ser que muy antes había desaparecido vuelve a surgir y ayudará al señor del tiempo en su regreso. Los semidioses acompañados de un sátiro encontrarán la daga maldita y segarán el destino de la criatura. Solo el héroe que escucha este mensaje logrará destruirla; el otro hijo de los tres grandes deberá morir para que esta profecía se cumpla.
 Entonces la niña volvió en si y cuando hice un amago de cogerla se volatilizó delante de mis ojos. Miré extrañada a Jason, que me correspondió con la misma.
- Samantha, tenemos que hablar ya con Quirón. 
 Dicho esto me agarró de la muñeca y me obligó a correr sin parar con todas mis fuerzas hasta que llegamos al comedor. Allí encontramos a todos los mestizos junto al Señor D, pero no había ni rastro del centauro en el lugar. Nos acercamos a unos cuantos amigos campistas, que nos saludaron y nos abrazaron (algunos con demasiada pasión), para preguntarles donde se encontraba, mas ninguno tenía idea. No nos quedaba otro remedio de preguntarle a él, aunque a ninguno nos hiciera gracia.

 Y allí estaba el Señor D junto a su típica botella de vino y su copa de refresco. No me puedo imaginar el castigo que debe sufrir el dios de la vid sin poder beber su bebida favorita, pero claro si no hubiera perseguido a las ninfas borracho esto no hubiera pasado. Después de todos estos años mi padre no ha aflojado nada la soga. Sin duda de alguien he tenido que sacar mi cabezonería. Nos acercamos a él y cuando nos tuvo a punto de mira nos echo su representativa mirada de despecho.

- Mira quiénes han llegado por mala suerte de nuevo al campamento, la señorita Sabana Perks y el señor James Gretel. ¿No os habéis encontrado con nada que os haya dado el suficiente miedo como para volver a vuestras casitas? Creía que por ser hijos de Zeus tendríais un "olor" más intenso.
- ¿Va a seguir cambiando nuestros nombres toda la vida? Nos llamamos Samantha Parks y Jason Grace, ya lo sabe así que no intenté de aparentar que lo desconoce- dijo Jason intentando serenarse. Odiaba que le cambiarán el nombre.- Vamos al grano porque tanto usted como nosotros queremos seguir con nuestras vidas cuanto antes, ¿sabe dónde está Quirón?
- Se fue a hacerle una pequeña visita a sus familiares hace ya unos días. No sé cuando volverá, pero cuando lo haga le ajustaré las cuentas por dejarme solo con los problemas hormonales de todos estos niños.- gruñó Dioniso vertiendo vino en su copa. Ilusionado porque el contenido de esta no se había convertido en agua la agarró y rápidamente la llevó a sus labios, más cuando tragó no le supo al delicioso sabor de las uvas fermentadas sino al sinsabor del agua. Dirigió una mirada de odio hacia nosotros como si fuéramos los responsables por ello.- Tan poco creo que lo que le tengáis que contar sea de gran importancia.
 De nuevo crucé una mirada con Jason transmitiéndole aquello que no tenía ganas de hacer. No teníamos más remedio que contarle todo al Señor D. Cuando terminamos de relatárselo soltó una carcajada demasiado sonora que alertó a todos. Nos acusó de desesperados porque en todos los años que habíamos pasado en el campamento nunca nos habían asignado una misión (llevábamos desde que teníamos él 12 y yo 10) y de mentirosos. Esto último me dolió como si me hubieran clavado una lanza en el pecho, odiaba que me llamasen así. Lo odiaba desde...

 Me hubiera lanzado a por el dios si mi hermanastro no me hubiera cogido del brazo y me hubiera alejado del lugar para hablar a solas. Me susurró que no quería que montará ningún revuelo que cuando volviera Quirón hablaríamos con él. Me obligó a prometerlo ya que, a veces, era demasiado impulsiva y conociéndome seguro que me abalanzaría sobre alguien a la mínima que se rieran de mí. Teníamos que aguantarnos de los insultos de la gente y de todas las críticas y  burlas del Señor D.

 No sé si lo conseguiría, pero lo intentaría solo para que, cuando llegase Quirón, poder cerrarle esa bocaza a Dioniso.

1 comentario:

  1. Gracias por compartirlo :)
    Te sigo y te invito a que te pases por mi blog.
    Un beso.

    ResponderEliminar